
Por A.
Para toda la humanidad.Escrito el 17/01/19 de 8:06 a 11:52 am, en el metro, caminando al HU y frente a la Biblioteca Central de la UCV.
La libertad es nuestro dilema,
nos hace ahogarnos en sinfín de problemas,
en una multitud de indecisiones
de discusiones y otras cuestiones.
La libertad o nuestra esclavitud no asumida,
frente a todo esto, que no es más que polvo y cenizas.
El mundo, los otros hombres,
la vida misma, puro polvo y nada más.
Nos arrastramos y revolcamos
en nuestra pobre servidumbre,
nuestra pobre desgracia,
nuestra miseria infinita;
buscando la «perla entre los cerdos»
para que sea nuestro misterio y secreto tesoro.
Nos abandonamos
a nuestra servil pobredumbre,
la misma que duerme frente a la tragedia,
la misma que se cree sólo alma pura y definida,
sin reconocer que también es cuerpo miserable y desgraciado.
La falsa libertad
no nos convence
en nuestra interminable soledad,
y por eso nos aferramos con necedad
aunque el destino nos alcance
siempre persiguiendo
a nuestro público secreto, a nuestro tesoro podrido,
a nuestros cuerpos enmohecidos.
Soñamos continuamente,
solos o acompañados,
sin querer ver la verdad;
que nuestra falsa vigilia es como nuestra ingenua libertad,
pura ilusión, pura imaginación,
sólo cuerpo, sólo polvo, sólo sueño y nada más.
Yo no sé cómo salir de esta inmundicia
ni si hay enmendación alguna;
sólo veo muerte por todos lados
y sólo puedo recordar, cada noche y cada día
lo que dijo alguien más con contundencia y valentía:
«¿a quién mierda puede importarle ahora el amor o la poesía
si ya no se usan?».
Sólo reconozco nuestros finitos problemas,
el eterno dilema
de ser hombre y no ser nada
a pesar de serlo todo.
Sólo puedo tocar y pensar
en nuestro profundo malestar.
Pura desazón, puro descontento,
agonizante tristeza
paralizante melancolía.
Quizá la pérdida de la inocencia;
quizá otra ilusión más, sin remedio;
quizá el despertar de la conciencia
ante el silencio absoluto e imperturbable de Dios
y el malvivir con nuestros demonios.
He aquí toda nuestra condición desnuda
sin falsas esperanzas ni ilusas alegrías,
abandonando nuestra espinosa ingenuidad
que sólo nos ha dado una necia libertad.
***
Todo esto fue pensado ya,
y las palabras que expresan nuestra inutilidad
e innegable fragilidad
ante la realidad
de nuestra falsa libertad
y terrible soledad,
no son más que el eco
del sufrimiento de toda la humanidad
que se refriega sus inmundicias en este profundo hueco,
pleno de soñadores sin conciencia
y repleto de cínicos sin inocencia,
que se aprovechan de los ilusos,
de su espinosa ingenuidad…
Resultando todo en un cuadro irónico
donde la guerra de todos contra todos
es la armonía verdadera,
y donde dormidos y despiertos
asumen con resignación serena
el malvivir uno con otro
o uno con todos,
en soledad o acompañados,
unos prestos para ilusionar y otros para ser engañados.
Pero todos arrastrándose
ante el cuerpo, ante el polvo,
en un sueño sin razón ni entendimiento
ante la indolencia de Dios o la existencia.
***
Todo esto lo conoce la historia
pues son palabras cual loro repetidas,
olvidadas quizá
o insuficientemente entendidas,
ya que, para nosotros,
«el colmo de la ilusión
es el colmo de lo sagrado».
De todo esto nos habló
un maldito entre benditos
quien, con una mano apuntando al cielo
y la otra al suelo,
quiso defender que la miseria en la que vivimos
era divina
si a la virtud y a la razón
se dirigía.
Quiso despertarnos la conciencia
y, a su vez, consolarnos y curarnos con esmero
diciendo que la verdadera libertad
no estaba en lo pasajero, en lo perecedero,
sino en la inimaginable eternidad
que es la vida misma en su inefable grandiosidad.
Quiso, con cautela, encaminarnos
en este infierno de ilusiones,
sin mentirnos
(o haciéndolo sin perversas intenciones),
reconociendo una y otra vez
sin abandonar su sensatez
que lo «excelso es tan raro como difícil»
mientras perdía polizones
que abandonaban su arca
que ofrecía poco y exigía mucho,
o así lo consideraban los cínicos y los soñadores;
dejándole a solas con su Dios
y su ilusión de darnos la verdadera felicidad a todos,
aquella que no es un mero cosquilleo
sino beatitud, la apacible serenidad y dignidad
frente a nuestra desgracia
provocada por el azar
o por nuestra ignorancia.
***
Este hombre predicó en el desierto
y desconozco si tuvo verdadera libertad y felicidad
en medio del mundanal ruido
que tanto apreciaba y defendía
en su particular y determinada divinidad.
Reconozco su virtud
e ignoro su fortuna.
Mientras tanto, aquí y ahora seguimos
de nuestras inmundicias llenos y plenos
hasta la saciedad y el hartazgo,
revolcándonos en nuestras miserias,
enamorándonos, ilusionándonos,
dormidos y despiertos en igualdad de condiciones,
creyendo en nuestra falsa libertad
solos o acompañados,
que no nos lleva a ser mejores.
He aquí nuestra innegable
aunque dolorosa condición: no sabemos
por qué nacimos
ni para qué vivimos.
Y nos entregamos a las ilusiones del cuerpo,
nuestro amor ingenuo por lo perecedero,
creyendo que con eso nos basta
y que el corazón es solamente un músculo,
en vez de reconocer nuestra frágil divinidad
que necesita del alma o la razón reformada
día tras día,
para poder enmendar todas sus heridas
que no dejan de aparecer ni de joder
en todos nosotros, ya seamos
cínicos o soñadores,
así estemos solos o acompañados.
Sólo queda decir
o repetir
lo que alguien más expresó
con sinceridad respetable:
«yo sé que aunque ésta es la verdad no es toda la verdad,
lo que pasa es que el resto de la verdad no duele tanto».
Hola Joan buena e interesante tu reseña, muchos desconocen que lo que tu has escrito aquí no es solo una copia, si supieran que todo lo compuesto por el hombre no es si mas imitación, desde el principio hasta ahora y que esto nos rectifica y señala que hay cosas que no funcionan en este mundo. Dios, está en cada peldaño así que antes de todo estaba Él y después de Él todo lo demás es imitación.
Muy buena tu interpretación para ser la conciencia del más allá que no vemos en nosotros mismos, describiendo en muchas palabras como es el hombre que consume todo y eso lo transforma en nada. Explicandonos que la gente consume lo que le ofrecen, no dándose cuenta que no solamente se perjudican, sino que también dañan a muchos. Además señalando al hombre como: impureza; como destruye a todo nuestro bello planeta e identificando que hay un Dios que es muy sabio.
Es curioso el título de tu poema, sabiendo el nombre de uno de tus autores favoritos es Espinoza.
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En efecto, ningún hombre puede aspirar a decir algo que no haya sido expresado antes. O, como lo dice el libro más difundido: «no hay nada nuevo bajo el sol […] y ¡mira!, todo era vanidad y un esforzarse tras viento».
Por otro lado, también es cierto que todo se reduce a imitación, tanto en el arte como en la vida cotidiana, y en la relación subyacente a ambos tomando en consideración la educación pública. Por eso Platón defendía que había que censurar la poesía, para evitar que la gente de su República ideal imitara modelos inmorales de conducta, que llevarían a toda la sociedad a su decadencia. Lo que nuestro ídolo por excelencia decía con otras palabras: «un pueblo ignorante es el instrumento ciego de su propia destrucción».
Para muchos pensadores Dios es el fundamento de todo, lo que parece lógico. Sus diferencias de interpretación generalmente se reducen a los atributos que le reconocen y su concepción de su obra en el mundo. Para unos, por ejemplo, es similar a nosotros en cuanto a tener pasiones además de razón, y para otros resulta tan indeterminado, ilimitado e inconmovible, que se manifiesta como la base de todo cuerpo con sus afectos y toda alma con sus pensamientos, pero sin tener ni lo uno ni lo otro en la misma manera particular y determinada que nosotros. En resumen, unos creen en un Dios personal y otros en uno impersonal. Unos en una deidad trascendente y otros en una inmanente.
En este poema intenté expresar la perspectiva de un Dios impersonal e inmanente, es decir, uno que no siente pasiones y no piensa, a la vez que se manifiesta en todo lo que existe, desde el más ínfimo organismo unicelular hasta el hombre y todos los seres que aún nos permanezcan desconocidos.
Sí, también quise señalar con bastante énfasis aquello que nos esclaviza, que nos arrastra, que nos lleva a la tristeza y a la muerte. Lo que, como bien apuntas, nos lleva a lastimarnos unos a otros, y a nosotros mismos en soledad. Aquello que conforma la «dictadura de nuestro cuerpo».
Sin embargo, quise revelar que no todo es malo ni miserable en la condición humana. Es lo que corresponde a nuestra alma o razón reformada, que se encarga de contrarrestar nuestras pasiones, llevándonos a ser mejores cuando nos esforzamos, a pesar del «camino de duda y desesperación», en alcanzar el verdadero contento de ánimo, abandonando poco a poco nuestros prejuicios, ilusiones y supersticiones, etc. Siendo concientes de lo que está más allá de la particular disposición de nuestro cerebro, y de lo está más acá, es decir, la frágil divinidad que en todos nosotros se expresa sutilmente.
Agradezco que supieras reconocer que el título del poema es un juego de palabras donde dejaba en entrevisto la principal inspiración del mismo, ese filósofo injustamente maldito y despreciado por querer enmendar nuestras heridas.
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Comentario de Giovanny Lara en Facebook:
«Me sugirió estar leyendo Profundis de Oscar Wilde. Muy revelador. Sigue siendo tu día así que no le prestes mucha atención a esto, como sea tú tienes una protección o carisma particular que te termina haciendo diferente. Hay miserias más grandes. Pensar en eso ayuda a no sentirse tan mal. Han sido días sensibles. Saludos»
Fuentes:
1) https://www.facebook.com/sebasarena/posts/10210478905928380
2) https://www.facebook.com/sebasarena/posts/10210475668447445
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Supongo que es el por tono melancólico… Pero en cierta forma intenté mostrar justamente que hay un lado más brillante de la vida. Es decir, que podemos dejarnos arrastrar por las pasiones tristes o perseguir las alegres.
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Comentario de Miguel Monsalve en LinkedIn:
«»Espinosa ingenuidad». Me llamo la atención el título y tome unos minutos para leer que se encontraba en su contenido. Lo primero fue la expresión «perlas a los cerdos». Busqué su significado y luego de ver varias interpretaciones, me arriesgaré decirlo que significa «para que dar, amor, confianza,esfuerzo a aquellos que no lo merecen». Basado en eso, podría decir que nacimos ingenuos y esa ingenuidad nos lleva a dar, esperando recibir, algunas veces, recibes, otras no, nos golpea, sí. Sin embargo, lo importante de este poema escrito por Joan, si he interpretado su contenido, es que pude identificar que el camino que he transitado ha sido duro. Si lo aplico a mi persona, no esperaría que otros conduzcan mi vida por ese camino, ya lo identifiqué y es hora de buscar otra ruta que me lleve a percibir que soy el dueño de mi libertad».
Fuentes:
1) https://www.facebook.com/sebasarena/posts/10210479398060683
2) https://www.linkedin.com/feed/update/urn:li:activity:6492189333112569856/
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En otro lado mencioné, Miguel, que el título es un juego de palabras donde intenté mostrar la inspiración del poema, es decir, la filosofía de Spinoza.
En efecto, él defendía que nuestra condición natural es la ignorancia, y que sólo teniendo conciencia de todo aquello que nos limita y nos define como hombres, se podía dejar atrás nuestra debilidad frente a nuestro cuerpo, para encaminarnos a la razón, a lo bueno, a ser mejores cada día. Dejar nuestra esclavitud frente a nuestros vicios, que nos dominan, para ser realmente felices y alcanzar la verdadera libertad.
También es cierto que la vida de cada persona es dura. Es lo que otro pensador llamó «el camino de la duda y la desesperación». Otro escritor lo expresó de manera más romántica: «Todo el mundo es especial. Todo el mundo. Todo el mundo es un héroe, un amante, un loco, un villano. Todo el mundo. Todo el mundo tiene su historia».
Pero, más allá de estas consideraciones, la idea que intenté captar es que cuando nos dejamos dominar por el cuerpo somos esclavos de nosotros mismos. Intentando explicar la postura ética de Spinoza… Algo que compartía mi bisabuelo Franchesco con él, sobre todo cuando nos echaba el cuento del hombre que se sobrepuso a su adicción a fumar, discutiendo con el cigarro y asumiendo firmemente el dejarlo.
Muchas gracias por tomarte el tiempo de leerme y de investigar las breves citas que dispuse en el poema. Espero te haya gustado.
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Muy bueno
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Muchas gracias por tomarse el tiempo de leer y comentar. 👍
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Comentario de LordConrad en Twitter:
«»siempre persiguiendo
a nuestro público secreto,
a nuestro tesoro podrido,»
[ahí] me di cuenta que este poema-elegía
estaba abriéndose a los lectores para
intentarnos decir que la ingenuidad irá
perdiéndose conforme el tiempo y las
vivencias se extiendan».
Fuentes:
1) https://www.facebook.com/sebasarena/posts/10210491887492911
2) https://twitter.com/theyoungQuevedo/status/1087443899805773825
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Más bien conforme reformemos nuestro entendimiento. Pero eso no lo asegura ni el paso de los días ni la experiencia por sí sola. Se requiere de alguien que nos haga ver nuestros prejuicios e ilusiones. Se necesita un profundo despertar de la conciencia sin «s» de por medio. ✌
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