Fecha de escritura original de la reseña: 23 de junio de 2014.
Publicada en primer lugar en: Goodreads.

Me es imposible no comparar El extranjero con El mito de Sísifo, y es que, a pesar de que he leído más «ficción» que «no-ficción» a lo largo de mi vida, en este caso prefiero el ensayo antes que la novela. En el primero (Sísifo), al menos, uno se enfrenta a la justificación intelectual de lo que se consigue en la otra obra, que no es más que el planteamiento práctico de la existencia de una persona que, en cierto modo moderno, es existencialista y ni siquiera piensa en ello. Es algo que se le da natural, que forma parte de su personalidad.

A fin de cuentas lo único que confirmé leyendo la novela es que el protagonista de esta historia es en verdad un extranjero, al menos en el contexto de la época en que fue publicada inicialmente esta obra. A mí me sigue pareciendo poco apreciable actualmente, pero ciertamente, desde 1941 hasta hoy, ya hay varios extranjeros que cada vez son más comunes en las sociedades ―por paradójico que pueda leerse―. Entonces, el verdadero mérito que le encuentro a este libro es el de haber sido una especie de premonición de lo que vendría mucho tiempo después.

Porque es indudable que la mayoría de nosotros somos tan indiferentes como Meursault.